Hábitos de autonomía en tiempos dificiles

En estos momentos en que nos encontramos ante la difícil situación de tener que estar en casa con nuestros pequeños, por un largo tiempo, es posible que nos asalten dudas al respecto de sus avances, de cómo van a aprender determinados hábitos o como resolver dudas sobre su autonomía, ya que ahora mismo no están asistiendo a la escuela. Desde Centros Infantiles, sabemos de esas preocupaciones y nos ponemos manos a la obra para ayudar a los padres a poner en marcha este tipo de hábitos, que en circunstancias normales trataríamos conjuntamente y de forma personalizada, pero que actualmente podemos ser igual de útiles en la distancia, al otro lado de estas líneas o de cualquiera de nuestros canales de comunicación.

Es bien sabido por todos que definir autonomía es sencillo y hay cientos de reseñas y especialistas que hablan de este término. En palabras sencillas se podría definir la autonomía como la capacidad o facultad del ser humano para realizar acciones, pensar o decidir sin ayuda de otros siguiendo su propio criterio. Palabras muy serias al hablar de niños, ¿verdad? En nuestros centros y viviendo el día a día con los pequeños, la autonomía se transforma en la capacidad de hacer cosas por ellos mismos, sin nuestra ayuda, o lo que los papas de forma cotidiana suelen expresar como: “hacerse mayor”.

En este ámbito de la autonomía de nuestros alumnos, hay ciertos avances o progresos que a las familias os preocupan enormemente y a través de este artículo, vamos a arrojar algo de luz sobre la forma en que lo abordamos en nuestros centros para ayudaros, y que ahora en esta etapa de confinamiento obligatorio, pero enormemente solidario, podemos comenzar a hacer.

El primero de ellos suele ser habitualmente quitar el chupete. ¡Complicada tarea!, visto desde el punto de vista de las familias, pero no lo es tanto si seguís unas indicaciones sencillas. Lo primero que debemos entender es que el chupete es un recurso que a los pequeños les tranquiliza en momentos complicados, les acompaña mucho tiempo (en ocasiones demasiado) y con el que llevan a cuestas prácticamente desde el minuto cero de sus vidas. Con lo cual el apego hacia él es enorme, y la forma de quitarlo debe ser progresiva, y como no imaginativa. En primer lugar, nuestra recomendación es que los pequeños no tengan los chupetes todo el tiempo a la vista, es más probable que no los pidan si no los ven.  En segundo lugar, la progresión supone que aún necesitarán el chupete tanto para la siesta, como para la noche, con lo cual se lo permitiremos en esos momentos. Poco a poco, y cuando estén dormidos se lo podemos ir quitando, sobre todo en aquellos casos en que se duerman y ellos mismos se lo quiten o se les caiga de la boca. Muy importante no caer en la tentación de llenar la cuna o cama de múltiples chupetes por si no encuentra uno que coja otro (método rápido para que los papis podáis dormir, pero gran atraso para el objetivo que buscamos). Otro de los aspectos importantes es no ofrecer el chupete si nuestro hijo no lo pide; es algo que se ve habitualmente en la puerta de nuestras escuelas y que no favorece a nuestros pequeños. En los momentos en que lo pidan con ansiedad y con ese ímpetu, que tienen nuestros peques a la hora de pedir las cosas, es fácil distraer su atención, poniéndonos a buscar el chupete (sin encontrarlo al final), y cuando estén lo suficientemente distraídos, comenzar algún juego o actividad divertida con ellos, que los calme y les sirva como una forma de “sustituto” a este objeto.  Cuando ya no hay chupete en casa porque hemos prescindido de él, si nos encontramos en un momento de mucho agobio, echemos mano de los recursos paciencia e imaginación (más costosos pero efectivos), en lugar de caer en lo sencillo pero erróneo: ir a comprar otro. En este momento recordad que se debe evitar salir a la calle lo menos posible, y os aseguramos que ir en busca de un chupete no es una emergencia o no debe serlo. Como no y para finalizar, podemos echar manos de los bonitos y tradicionales recursos que aprendimos de nuestros padres y abuelos; de desprendernos del chupete para dárselo a alguien que lo necesita más. Os proponemos dos ejemplos: lo podemos meter en un sobre o saquito y bajarlo con ellos al buzón, porque el señor cartero se lo llevará a un niño que no tiene, o si hay hermanito pequeño en casa se lo regalaremos porque nosotros ya somos mayores. Recursos sencillos ahora que no los podemos llevar a la calle.

¡Fuera biberones!

Una afirmación rápida pero complicada de realizar, pues no, tranquilos. Lo primero que debemos iniciar es la costumbre de que empiecen a sujetar un vaso con nuestra ayuda, para beber agua. Ese será el inicio del proceso. Cuando hayamos conseguido este paso, podemos comenzar a ofrecerles la leche en un vaso o taza y ayudarles a beber, ya que al principio con toda probabilidad derramen algo. La taza o el vaso puede estar decorado con cualquier dibujo o elemento que les guste o les llame la atención. Es muy importante el modelado, es decir que a la hora de desayunar o irse a la cama, vean al resto de la familia que no utiliza biberón para tomar leche, agua, zumo, etc…Pensad que vosotros sois su espejo y que son capaces de copiar y reproducir cosas que ven hacer o decir a los mayores, y que a veces nos dejan boquiabiertos. Al igual que con el chupete, de poco servirá, si en cualquier sitio de la casa o en el carro encuentran un biberón como recurso fácil.  Si en algún caso encontráis que vuestro pequeño tiene dificultades para beber o se asusta al tragar más cantidad de lo que está acostumbrado con el biberón, podéis (aunque no durante demasiado tiempo) utilizar una pajita, para facilitarles el proceso, hasta que se atreva con sorbos más grandes. Muy importante en este proceso, tener en cuenta que cuanto más mayores son, y su dieta ya es sólida, y está bien equilibrada en la ingesta de lácteos a lo largo del día, los biberones de la noche ya no serán necesarios, con lo cual un trabajo menos y un avance más, alcanzado.

Otros avances en autonomía que en Centros Infantiles tienen mucha importancia y son prioritarios para nosotros, sobre todo en nuestras aulas de 2 a 3 años, ya que nuestros alumnos inician el curso siguiente su andadura en las escuelas, y nuestro afán es que salgan de nuestras aulas lo más preparados posible, son: pasar de alimentación triturada a sólida, ayudar a vestirse y quitarse prendas, y como no el control de esfínteres. Sobre este último tema unos apuntes básicos, ya que es una parcela en la que la ayuda de Pilar, nuestra psicóloga de Centros Infantiles, es de especial interés y en próximas ocasiones nos mantendrá informados de cómo realizar este proceso de la forma más satisfactoria. A este respecto mencionar que es un proceso que comienza alrededor de los 2 años, cuando el niño está totalmente preparado para ello, y que requiere que observemos una serie de comportamientos en nuestros hijos que son básicos: primero que reconozcan cuando aún llevan pañal, cuando llevan pipi o caca, y que se anticipen a indicárnoslo antes de hacerlo. En segundo lugar, el lenguaje, tiene que hablar para poder pedir ir a wc; la curiosidad por el hecho de ver a otros hacerlo, y la autonomía para subirse y bajarse prendas. Estas son unas claves muy básicas pero el control de esfínteres, requeriría de un artículo para él solo.

En lo referente a la alimentación el proceso de triturado a entero es relativamente sencillo, si se hace con paciencia y rigurosidad. Comenzaremos haciendo los purés más espesos y con grumos (o trocitos blandos de alimentos), para que se inicien en la costumbre de masticar, una galleta (bajo control si son muy pequeños) o un trozo de pan, puede contribuir a este proceso. A continuación, les iremos ofreciendo trozos pequeños de alimentos agradables para ellos y de texturas sencillas: jamón york, queso fresco, alguna fruta blanda (plátano, por ejemplo), tortilla francesa o pescado a la plancha o al vapor desmigado. Siempre manteniendo su plato de triturado, para no arriesgarnos a que se quede sin comer, le iremos ofreciendo cada vez más platos de comida sólida, hasta que sea capaz de masticar y comer una cantidad adecuada de ellos, en cuyo caso significa que ya está preparado para una alimentación totalmente sólida. Parece un mundo, pero no lo es y el resultado es muy gratificante, os lo aseguramos.

Ayudar a quitarse prendas. Esta es tarea fácil. Ellos muchas veces lo hacen como un juego y les gusta sobre todo quitarse zapatos y calcetines. Pues con nuestra ayuda, y en el momento de ir al baño cada noche les enseñaremos a tirar de las prendas, a cogerlas con la mano de forma adecuada y los dejaremos que lo intenten y repitan tantas veces como les sea necesario, para que lo consigan por sus propios medios. Al meterlos en la bañera les podemos también ir enseñando con sencillos pasos, a lavarse solos. Podemos darles la esponja para que se familiaricen con ella, ponerles la cantidad de jabón necesaria y comenzar nosotros con el proceso, pero dejando que sean ellos los que lo terminen. Mientras están en ello, les podemos ir reconociendo con refuerzo positivo lo bien que lo están haciendo.  Es una buena idea realizar de vez en cuando algún juego de desvestir y bañar a un muñeco para hacer este aprendizaje más lúdico y sencillo. Ambas tareas, desvestirse y ponerse alguna prenda sencilla, y bañarse solos se pueden trabajar como un todo conjunto.

Y por fin el sueño de todas las familias: que recoja los juguetes al terminar de jugar. En estos días lo tenemos más fácil que nunca. Nos van a ver limpiar y recoger, como probablemente no lo habremos hecho en mucho tiempo. Les podemos pedir que nos ayuden en tareas sencillas (poner y quitar la mesa, llevar la ropa al cesto de la ropa sucia…) y dejarlos que copien lo que hacemos (si cogen una escoba, dejémoslos y veamos de que son capaces; nos vamos a sorprender). Sus cosas son las más importantes que hay que recoger, sobre todo sus juguetes que no pueden andar tirados por el suelo, porque se ensucian y los podemos pisar (ese sencillo mensaje nos puede ayudar a mover su curiosidad). Así que comenzaremos nosotros y les pediremos su colaboración; así es como se trabaja en la escuela. No se puede terminar esta reflexión sin tener en cuenta que una dosis de juego y diversión pueden ser fundamentales en este objetivo. Podemos recurrir a canciones para recoger, de las cuales encontraremos un sinfín en Internet, y utilizarlo como recurso añadido a esta tarea. Seguro que, con ello, los veis mucho más comprometidos en esta labor, y es que al final son niños.

Todo lo que contiene este artículo (extenso probablemente, pero escrito con la idea de ayudar) sale de la experiencia de más de 30 años en nuestras aulas, y del cariño y afán de servicio a nuestras familias, que Centros Infantiles, tienen como bandera. Saquemos entre todos un aprendizaje maravilloso y positivo, de estos días tan complicados, y ayudémoslos a crecer un poco más.

Todo es por y para ellos. Nuestros peques.