¿Por qué una metodología que nació a principios del siglo XX es hoy en día demandada por muchas familias y usada en las escuelas infantiles?

Quizás la respuesta a esta pregunta está en los intereses de las familias que quieren o desean que sus hijos sean capaces de aprender de una manera relajada, sean más autónomos y sean más felices descubriendo el mundo que les rodea.

El Método Montessori más que una pedagogía es una filosofía, filosofía de vida y de aprendizaje.

Cuando hablamos del Método Montessori hablamos del niño como protagonista de su propio proceso de desarrollo y aprendizaje.

Palabras como simplicidad, realidad, orden y estética son claves para poder entenderlo y llevarlo a cabo.

Metodología Montessori versus metodología tradicional

Hoy en día este método es utilizado en muchas escuelas infantiles las cuales buscan ayudar y facilitar el desarrollo evolutivo de los niños en estos primeros años de vida, considerando al niño como el centro de todo el proceso de aprendizaje.

En una escuela profesional, por el contrario, es el equipo educativo el que marca el ritmo y los contenidos que se quieren transmitir, estableciendo un currículum unidireccional cuyo único fin es el aprendizaje de unos contenidos preestablecidos en base a la edad de los niños.

En una escuela Montessori se parte del ambiente de la misma; este debe transmitir al niño orden, todo tiene un lugar determinado y una función determinada, produciendo seguridad y confort en los niños.

Ha de buscar la simplicidad tanto en el mobiliario como en los materiales. El mobiliario ha de estar a la altura del niño para que ellos puedan acceder al material de forma autónoma y pueda elegir libremente con qué quiere jugar o en qué quiere invertir su tiempo.

En cuanto a los materiales es preferible que sean objetos naturales como la madera, un aspecto fundamental de ellos es que permitan la autocorrección por parte de los niños. Cuando el niño es capaz de finalizar con éxito una actividad pasa al siguiente nivel de dificultad, es por ello que se aconseja colocar el material por orden de dificultad. De esta manera se consigue respetar el ritmo de cada niño y que se sienta protagonista en este proceso, fortaleciendo así su autoestima y la capacidad de enfrentarse a nuevos retos.

Cajas de permanencia, puzzles de formas geométricas, bastidores de vestir (de hebillas, de botones, de velero…) son habituales en las aulas de una escuela infantil. También se pueden utilizar materiales naturales como piedras, frutas, semillas… para realizar trasvases, asociaciones, clasificaciones y actividades de la vida cotidiana.