Vivimos una época caracterizada por el uso de las nuevas tecnologías. Cada vez hay más dispositivos móviles a nuestro alcance que nos permiten acceder al mundo virtual fuera del domicilio en cualquier lugar y a cualquier hora del día.

Pero el problema no es cómo nosotros, los adultos, nos relacionamos con la tecnología, sino qué uso hacen nuestros hijos e hijas de ella.

Lo cierto es que es habitual que los peques, incluso antes de ir a la escuela, ya aprendan a utilizar los móviles y las tablets con fluidez pues han nacido en la era digital, en el S.XXI. Y es que es prácticamente inevitable que esto suceda y que pasen determinadas horas delante de una pantalla, ya que el avance de la sociedad nos encamina hacia este tipo de comportamientos.

¿La tecnología es perjudicial para los más pequeños?

Quizás esta es la duda principal y lo que más puede llegar a preocuparnos. Se ha llegado a relacionar el uso excesivo de la tecnología con diversos tipos de afecciones, como los problemas de atención, la falta de creatividad e incluso la obesidad infantil.

Visto así, puede llegar a parecer alarmante, pero lo cierto es que, como hemos indicado al principio, las nuevas tecnologías están cada vez más presentes y se han ganado un espacio casi imprescindible en nuestras vidas.

¿Cuál es la mejor solución, entonces?

Podríamos caer en el error de pensar que privar totalmente a nuestros hijos de la tecnología es el mejor remedio. Pero tenemos que valorar el hecho de que, en esta sociedad tecnológica, el día de mañana tendrán que enfrentarse a situaciones en las que se verán obligados a hacer uso de los distintos tipos de dispositivos.

Al final, lo más importante es que aprendan a hacer un uso responsable de los mismos desde el principio. Esto no solo puede ser beneficioso para ellos en la primera etapa de su desarrollo, sino que es una lección que puede acompañarlos durante toda su vida.

De hecho, la tecnología puede llegar a tener beneficios dentro del ámbito educativo. Y es que cada vez se crean más herramientas cuyo objetivo es favorecer el aprendizaje de los más pequeños.

Estas herramientas, que suelen ser muy dinámicas, tienen sus ventajas a la hora de darle un nuevo enfoque a la educación: los más pequeños se sienten atraídos por ellas y consiguen que el aprendizaje se lleve a cabo de forma más divertida y amena. El hecho de poder interactuar con las distintas aplicaciones y herramientas les puede ayudar a explorar las utilidades de las mismas más allá del ámbito recreativo y a entender el aprendizaje como algo positivo.

¿Cuál podría ser la conclusión de todo esto?

La mejor forma de expresarlo podría ser que todos los excesos pueden tener sus consecuencias negativas y que el uso de la tecnología no escapa a esta idea. Desde centros infantiles fomentamos el uso responsable de las nuevas tecnologías, ya no asociado al entretenimiento o la diversión, sino a la formación de los más pequeños como herramienta educativa. Y por supuesto, más adelante, en el ámbito familiar, serán los padres y madres quienes fomenten otro tipo de educación: aquella que fija límites y que ayuda a los más pequeños a entender todas las ventajas de las nuevas tecnologías evitando a su vez que caigan en el abuso y el descontrol.