Con la llegada del verano, muchas familias comienzan a realizar planes vacacionales con el objetivo de disfrutar del buen tiempo y las jornadas largas propias de la estación estival. Sin embargo, hay otras muchas familias que han de trabajar durante estos meses y, por lo tanto, buscan planes alternativos y de confianza con los que contar para que sus hijos puedan disfrutar del verano en un entorno seguro que, a su vez, les permita explorar, descubrir y desarrollarse de una manera lúdica y divertida.

Por esta razón,  «centros infantiles» ofrece  una escuela de verano dedicada a los meses de julio y agosto, planteando un curso lúdico y dinámico para cubrir todas las necesidades de los peques. Esta escuela de verano está dirigida tanto a los alumnos de nuestro centro como a todos aquellos, de edades comprendidas entre 0 y 6 años, que quieran disfrutar de un ambiente familiar, agradable, divertido y profesional.

Ahora bien, cuando se trata de bebés nos planteamos dudas adicionales y de carácter totalmente natural, tales como: Si nuestro peque disfrutará en este entorno, si podrá desarrollar sus capacidades y explorar nuevas posibilidades de un modo lúdico y, lo más importante, si se encontrará en un lugar seguro en el que se sienta protegido y querido. Por esta razón, el factor más importante y decisivo a la hora de escoger una escuela, ya sea para los meses de verano como para el resto del curso escolar, es la confianza, tanto en el centro como en su personal  y educadoras.

¿QUÉ DEBE OFRECER UNA ESCUELA DE VERANO?

centros infantiles dispone de un aula dedicada exclusivamente a bebés de 0 a 1 años, equipada con un mobiliario y materiales apropiados para el desarrollo global de los peques  dentro de esta franja de edad. Del mismo modo, la metodología en centros infantiles se centra en el aprendizaje a partir del juego,  la observación y la experimentación. Además, se adapta de manera individual a las necesidades y ritmos de cada bebé manteniendo un espacio de bienestar, afectivo y estimulante. Por esta razón,  propone una jornada escolar que cubra todas las necesidades de los peques repartiendo el tiempo de manera equitativa en momentos de aprendizaje, momentos de descanso y momentos de diversión, manteniendo como prioridad la satisfacción de las necesidades físicas básicas propias de  los bebés.

Por otro lado, al tratarse de una escuela de verano es necesario que se propongan algunas diferencias con respecto a los espacios, los tiempos y, en general, el planteamiento y organización del día, con la finalidad de evitar la misma dinámica del curso escolar y  que de esta manera  suponga un “break”  de relajación y diversión para los peques.

FACTORES PRINCIPALES DE LA ESCUELA DE VERANO DESTINADA A BEBÉS

Algunos de los factores que no pueden faltar en la programación de aula de la clase de bebés para la escuela de verano son:

  • La música, tanto instrumental y melódica como cantada. Ya que la música supone una experiencia sensorial lúdica que, a su vez, nos ayuda a trabajar con los peques cantidad de aspectos, tales como: El sentido del oído, las emociones, el ritmo, el lenguaje, la expresión, la concentración, la memoria y, por supuesto, la relajación. Por ello, dentro del aula, desde el momento en el que entramos y nos damos los buenos días, hasta el momento en el que nos despedirnos al final de la jornada, establecemos diferentes momentos y rutinas que están íntimamente vinculadas a determinadas canciones. Esto les ayuda a relacionar y establecer los tiempos, así como a recordar determinados hábitos y comportamientos. Por otro lado, mediante la música también se realiza una estimulación de carácter auditivo, mediante la cual se fomenta la escucha que, a su vez, provoca en el bebé la reproducción y repetición libre de sonidos para lograr la iniciación del lenguaje.
  • Cuentos: Este tipo de material resulta sumamente motivacional para los peques y, por lo tanto, contribuye a mantener su atención y fomentar el aprendizaje de una manera divertida. Además, mediante estos no solo se persigue la incorporación de vocabulario, sino que también se trabaja la comunicación corporal mediante la sorpresa, la imitación de gestos y las emociones. De esta forma se favorece la autoestima, la seguridad y un auto concepto positivo.
  • Los bits de inteligencia: Mediante los que se potencia la atención, la memoria, la concentración y la estimulación cerebral de un modo que evoca curiosidad e interés en el bebé.
  • La psicomotricidad: Ya que esta supone la base de todo desarrollo durante este primer añito de vida. Mediante la psicomotricidad  se favorece  tanto el desarrollo global de su cuerpo (musculatura, control postural, equilibrio y coordinación) como la psicomotricidad fina,  que se centra en el control de sus manitas y deditos. Siempre mediante actividades sensorio-motoras e individuales, ya que cada niño tiene un ritmo madurativo diferente.
  • La estimulación sensorial: Ya que es el principal modo de aprendizaje de los bebés y, por lo tanto, la mejor manera de que comiencen a conocer su entorno. Además, mediante la estimulación sensorial se crean vínculos afectivos con el bebé,  ya que le hace sentirse protegido y le  ayuda a calmarse y relajarse, de manera que le resulte más sencillo conciliar el sueño. Por ello en centros infantiles todas las actividades de 0 a 1 años se orientan a potenciar sus sentidos, explorando nuevos materiales, permitiéndoles  tocar nuevas texturas, mostrándoles la diferencia entre diferentes temperaturas, olores y sonidos. De hecho, cuenta con un aula sensorial totalmente equipada con materiales para poder favorecer esta estimulación.
  • Espacios al aire libre: Pues los bebés también necesitan disfrutar del sol y el buen tiempo que ofrece la estación estival, pero siempre de un modo seguro y apropiado para ellos. Por ello, Centros infantiles dispone de un espacio de césped destinado para ellos, con una pequeña piscina individual donde pueden relajarse y disfrutar del agua acompañados de su educadora.
  • Alimentación y sueño: Pues son dos factores esenciales en la vida del bebé. Por ello es necesario respetar al ritmo individual de cada peque manteniendo tanto sus momentos de descanso durante la jornada, como sus tiempos de alimentación (en el caso de que tome solo biberón) y la incorporación progresiva de alimentos, estando siempre en contacto con las familias para que haya una conexión entre el cole y su hogar.

En conclusión, la escuela de verano destinada para bebés ha de ser un lugar de confianza en el que el bebé se sienta seguro, querido y estimulado de un modo lúdico y motivador, pero que, a su vez, contribuya a su desarrollo y aprendizaje. 

Por último, tratándose de esta franja de edad, es esencial que se mantenga una comunicación diaria entre la familia y la escuela. De manera que se cree un vínculo de confianza para que tanto el bebé como las familias se sientan cómodos y se mantengan informados en cada momento de la evolución del peque.

Escuela de verano centros infantiles