Importancia

En centros infantiles es imposible pensar en las rutinas diarias y en un desarrollo y aprendizaje global de nuestras alumnas y alumnos, sin dar al juego la importancia que requiere. Es más fácil captar la atención y enseñar cualquier aspecto de los que se trabajan en las aulas a diario a través del juego, que en cualquier otro formato.

Los peques se sienten más motivados, les llega mejor la información y son capaces de prestar más atención que si la educadora se limita a intentar explicar lo que se va a hacer sin añadirle un toque «mágico»: vamos a jugar. Así lo entendemos en centros infantiles y así lo ponemos en práctica. Si se visita nuestras escuelas, con seguridad se puede encontrar a las educadoras en la alfombra con sus peques manipulando, por ejemplo, piezas de construcción.

Realmente estamos aprendiendo motricidad fina, apilando las piezas, tamaños y colores de piezas distintas, a colaborar en equipo, a compartir, ya que todo el material es de todos, también aprendemos aspectos como alto y bajo, respetamos turnos para colocar las piezas, y muchos más detalles, de aprendizaje de conceptos, pero realmente lo que la educadora habrá planteado desde un principio es: vamos a jugar a que tenemos un castillo muy alto que llega hasta las nubes.

Esa es la filosofía, la forma de trabajar en centros infantiles, el aprendizaje y el desarrollo del alumnado desde un esquema completo y enriquecedor, donde el juego es un eslabón indispensable.

Clases de juego

El juego tiene mil caras y facetas distintas sobre las que se podrían escribir varios artículos, pero dos de los juegos más esenciales que podemos ver en la infancia y que son de gran importancia para centros infantiles son el juego social y el juego simbólico.

En el juego social, nuestras aulas desarrollan una labor imprescindible ya que es el lugar de encuentro de los peques y donde el intercambio con sus iguales se produce a lo largo de toda la jornada escolar. Es algo que solo pueden cubrir los centros, ya que, si bien la mayoría de familias llevan a sus pequeñas y pequeños a los parques, en ningún lugar pasan tanto tiempo con otros niños y niñas con en las aulas.

Con este juego desarrollan vínculos afectivos, de respeto, normas básicas de comportamiento, el concepto de compartir, de hacer equipo; como no, los gustos y discrepancias en el juego, que los mismos peques resuelven a su manera, y sobre todo desarrollan la capacidad de salir de ellos mismos y su mundo único para descubrir un mundo lleno de “personitas” iguales a ellos.

En el juego simbólico la imaginación es la reina y la que entra en acción cuando se desarrolla, y esto comporta mayor maduración en los niños y niñas y la puesta en marcha de todos sus recursos para sacarle el mayor provecho posible a ese momento de juego. Para que todos podamos entenderlo de una forma sencilla, en el juego simbólico, los peques se comportan como otros, como sus iguales o como adultos, imaginan ser algo o alguien, copiando conductas que observan y asimilan, y donde en todo momento van yendo y volviendo de la realidad a la ficción. Un mundo fascinante.

Aunque parezca algo muy técnico, si nos paramos a pensar, todos hemos jugado así de esta forma. Echemos la vista atrás y pensemos cuando jugábamos a cocinar con los objetos que teníamos a mano o con aquella cocinita de madera que no hacía nada, pero a la que poníamos sonidos, y los viajes a la despensa, a la nevera o incluso al jardín para conseguir cosas que nos sirvieran como «comida», o montados en la bicicleta, repentinamente éramos los más veloces y ganábamos la carrera llegando a la meta antes que nadie, y había un premio y una celebración.

Todo lo hacíamos nosotros, al igual que hoy lo siguen haciendo nuestros peques. No es difícil encontrar a las niñas y niños de nuestros centros jugando con algún objeto del aula dando vueltas por la clase arriba y abajo, y al preguntar qué hace, sorprenderte con la respuesta: «es un avión y yo voy volando seño».  Juego en esencia pura.

Finalmente, no podemos dejar de hablar en un artículo sobre el juego, de los juegos populares; todos aquellos que han enriquecido nuestra infancia y que siguen trayéndonos recuerdos inolvidables, y que aunque hoy en día parezcan obsoletos y carezcan de interés, sobre todo arrollados por las nuevas tecnologías, deben seguir sobreviviendo y saliendo a flote cada vez que sea posible y esto está en nuestras manos, ya que en ellos se puede encontrar mejor que en ningún otro lugar la esencia propia del juego.

El sambori, la goma elástica, las canicas, la comba, el corro de la patata, las carreras de sacos, las piñatas, la peonza, jugar a mamás y papás, el escondite, la gallinita ciega, el juego de las sillas, piedra, papel o tijera, el parchís, la oca, polis y cacos, el ajedrez… y así cientos de juegos más, y alguno que seguro que de pequeños inventamos con nuestros amigos y que son un magnífico legado para nuestros hijos. En centros infantiles no dudamos de su valor y los ponemos en práctica cuando nuestros peques están preparados para ello, porque es evidente que dispuestos a jugar siempre están.

Enseñémosles y aprendamos con ellos el valor y la importancia del juego y sobre todo disfrutémos viéndolos jugar y jugando ellos y ellas, dándole al juego la importancia que tiene y se merece en el desarrollo vital de nuestros hijos e hijas, y que hoy en tiempos de prisas y carreras es un gran aliado para parar, desconectar y volver a ser niños de nuevo por un rato. ¡Juguemos todos!