¿Conocemos bien la importancia del juego?, ¿sabemos todo lo que sucede mientras nuestros peques están jugando?

Probablemente la mayoría de nosotros los ve jugar y asume que es un pasatiempo, un entretenimiento y una forma en la que las niñas y niños emplean su tiempo de ocio y los ratos en que no están realizando otras actividades. A primera vista puede parecer así de simple, pero el juego va mucho más allá de lo que podamos pensar y tiene una repercusión en su crecimiento y desarrollo, tanto o más importante como cualquier otra faceta de su desarrollo personal y madurativo. Desde Centros Infantiles tenemos muy claro y muy presente que el juego es un elemento fundamental en la vida del alumnado y por ello lo abordamos y trabajamos desde que llegan el primer día a nuestros centros.

Imaginemos por un momento que tenemos una cadena en la mano, que necesitamos utilizarla para un cometido importante en ese momento o para dejar algo sujeto a largo plazo, pero de repente vemos que falta un eslabón o que alguno de ellos está defectuoso y no puede enganchar con el resto, ¿nos sería útil esa cadena?; con toda probabilidad nos plantearíamos que no es funcional y habría que solucionar el problema. Pues algo así es el desarrollo integral de los peques. Una larga cadena compuesta de infinidad de eslabones, en los que todos y cada uno de ellos ejercen una función fundamental para que todo quede bien sujeto y en el lugar que le corresponde. La alimentación, el sueño, el desarrollo motor y cognitivo, la afectividad, las relaciones sociales con sus iguales y con los adultos, el control de esfínteres, la educación emocional y en valores, y como no el JUEGO.

Haciendo una reflexión sencilla, podríamos definir el juego como todo aquello que se hace para divertirse o entretenerse, que puede tener reglas o no y en el que pueden participar uno o más individuos. Hasta aquí, cualquiera puede percibir ya, algunas facetas del juego que en el caso de los peques cobran mayor importancia: entretenerse, participar, uno o más individuos. Son componentes esenciales que ayudan y fomentan el desarrollo infantil a diario. No podemos perder de vista que al igual que otros eslabones de la cadena a la que antes hacíamos mención, el juego debe ser una práctica diaria incluida en la rutina de nuestros hijos e hijas cada día.

Desde la antigüedad el juego ha sido en la infancia una referencia y un tándem al hablar de los pequeños. Lo hemos visto reflejado en pintura, escultura, fotografía, cine, teatro, etc… Es una unidad indisoluble: juego e infancia. Es por ello que en Centros infantiles le damos toda la importancia que se merece en todas nuestras aulas desde el inicio del camino en las aulas de los más peques hasta las de 2-3 años, nuestros alumnos más mayores.

¿Por qué tanta importancia al juego?

La respuesta es tan sencilla como compleja. Mientras un peque está jugando se ponen a funcionar una serie de estructuras tanto físicas como psíquicas que están favoreciendo su desarrollo integral. Pensemos por un momento cuando en el salón de casa nuestra hija o hijo juega ensimismado con un juguete o varios, durante un buen rato y lo primero que nos viene a la cabeza es, ¿en qué estará pensando? Vemos como los mueve, los coloca y recoloca, los lleva y los trae, habla con ellos (cuando no hablan todavía “parlotean” o ríen y emiten sonidos mirando los objetos), se enfada, sonríe y probablemente en algún momento busque nuestra complicidad para jugar. En esos momentos hay toda una maquinaría infantil puesta en marcha y que está haciendo madurar y desarrollarse a ese peque. Durante el juego se desarrollan capacidades motoras, cuando manejan los objetos o juguetes, capacidades lingüísticas, cuando intentan comunicarse con aquello que tienen entre manos, o cuando directamente le hablan, la imaginación, maravillosa y poderosa, es uno de los elementos que más favorece el juego y que tan importante es, la capacidad de atención, ya que se centran en lo que están haciendo y se abstraen en muchas ocasiones, de todo lo que hay alrededor. Probablemente no nos planteamos todas estas cosas mientras juegan, pero están sucediendo y a velocidad de vértigo, siendo enormemente positivo y enriquecedor.

En numerosas ocasiones las familias nos piden consejo a Centros Infantiles sobre los juguetes más o menos adecuados y los juegos que son más o menos acordes a sus peques. En este sentido debemos tener en cuenta unas normas básicas y de sentido común sobre este aspecto: cuando son bebés objetos blandos y sin piezas que se puedan soltar, que tengan luces, sonidos, colores, para favorecer su estimulación y evidentemente que se laven con facilidad porque en este caso el juego estará relacionado con ponerse los juguetes en la boca, cuando van creciendo un poco más ya podemos introducir juguetes con más componentes, que sean de tamaño adecuado para que los puedan manipular con facilidad y que sean llamativos, siempre cuidando que no tengan piezas pequeñas que puedan provocar un atragantamiento ya que aún estarémos en una etapa en la que llevarse las cosas a la boca continuará sucediendo. Cuando hablamos de los peques a partir de los 2 años, ya podemos abrir más el campo, dado que se manejan perfectamente con los objetos, pero siempre manteniendo las pautas básicas de seguridad. En Centros Infantiles seguimos estas pautas con éxito y así nuestros alumnos y alumnas, disfrutan en su día a día del juego como algo especial. Sin duda otra de las cuestiones preocupantes para las familias es si juegan solos o acompañados. Hay tiempo para todo. Es fundamental dejar que sean los protagonistas de su mundo lúdico, pero no hay nada más maravilloso que un rato de juego con nuestros hijos e hijas, si además dejamos que sean ellos quienes dirijan este momento especial, tanto para ellos como para nosotros. En nuestras aulas los peques juegan con el resto de la clase, a veces en parejas, otras solos, otras en pequeños grupos, pero siempre tienen un momento en el que buscan a la educadora para jugar, y ese sin duda es un gran regalo para ambos.

En una reflexión sobre el juego no podemos dejar de hablar de los “no juguetes”, todos aquellos objetos que hay a nuestro alrededor y que muchas veces llaman más la atención y entretienen a nuestros peques más que el juguete más caro y sofisticado del mercado. En este punto sería bonito y adecuado recordar las historias que seguro a todos nos han contado padres y abuelos, sobre sus infancias en las que no existía la posibilidad de tener juguetes y una piedra, unas chapas, una pelota hecha de papel o trapo, palos que eran las mejores flechas de indios, o la ropa que había por casa para ser piratas o princesas, eran sus recursos; y todos coinciden en lo mismo: ¡qué bien lo pasábamos! Esto nos quiere decir algo y hay que saber escuchar. El juego es juego mientras los niños y niñas tengan la intención de jugar. Pensemos en un detalle muy habitual en todas las casas el día que llega Papá Noel o los Reyes Magos. Todos los años en Centros Infantiles escuchamos la misma anécdota: le han regalado el juguete de moda, el más completo y adecuado a su edad, y que ha costado sudor y quebraderos de cabeza encontrar, y resulta que se ha pasado todo el día jugando con los papeles de regalo y las cajas donde venían los juguetes. ¡Curioso verdad! Volvamos a pensar en lo que hemos visto unas líneas arriba sobre nuestros padres y abuelos: el juego es juego porque los peques le dan esa entidad. Así que dejemos que jueguen con aquello que para ellos tenga un interés y un significado (siempre que no conlleve un peligro ni un riesgo, evidentemente).